¡HOLA 5TO!
HOY VAMOS A LEER "LA MAGA CIRCE", OTRA AVENTURA DE ULISES, EL HÉROE DE LA MITOLOGÍA, PARA CONOCER MÁS SOBRE ESTE PERSONAJE...
LA MAGA CIRCE
Cuentan que al finalizar la guerra de Troya*, Ulises* y sus
hombres pasaron todo tipo de aventuras en su regreso a Ítaca*. Así, se
enfrentaron a gigantes de un solo ojo, lucharon contra tempestades y
soportaron la ira de los dioses.
Durante su largo y penoso viaje a casa, pasaron por Ea, una isla del
mar Egeo*. Esta isla llamaba la atención por los frondosos árboles que
crecían en ella casi hasta sus orillas.
Una mañana clara, el barco de Ulises echó el ancla muy cerca de la
costa. Un grupo de sus hombres descendió a explorar la isla y a buscar
comida y agua fresca.
Apenas desembarcaron, los hombres se internaron en un bosque
oscuro y silencioso que inspiraba temor. Repentinamente, se escuchó
un rugido. Luego, un rugido más. Y un tercero. Los hombres
desenvainaron* sus espadas y, rápidos, formaron un semicírculo para
protegerse. Silencio. Hasta que el crujido de unas ramas reveló la
presencia de tres leones. El jefe del grupo se adelantó. Pero algo en la
mirada del animal le permitía sentir que no había amenaza.
—Mira con pereza, como buscando una caricia... —pensó uno de ellos.
En ese momento, el león se acercó a él y comenzó a frotarse contra
su pierna, con suavidad. El griego le rascó la cabeza; entonces el
felino* se echó panza arriba y comenzó a ronronear como un gato.
Los hombres decidieron seguir su camino y los leones los
acompañaron en todo su trayecto. A poco llegaron a un claro
donde se levantaba un monumental palacio de mármol rosado,
con hermosas columnas blancas. En sus escalinatas, y a todo su
alrededor, podían verse grupos de animales. Tigres, lobos, leones los
observaban con gesto amistoso.
Los griegos subieron las escalinatas y al final de ellas los recibió la
dueña del palacio, una mujer bella y hospitalaria*.
—Mi nombre es Circe —les dijo.
Después se enteraron de que era hija del Sol; eso tal vez
explicaba sus extraños ojos amarillos. Pero nadie les advirtió que
también era hechicera.
Un delicioso olor a comida se sentía por todo el palacio. Eso avivó
más el apetito de los hombres, que soportaban el hambre desde
hacía varios días.
Como adivinando su deseo, Circe les dijo entonces:
—Preparé unos pasteles... ¿Quieren probarlos?
Los hombres la siguieron fascinados como perros tras un hueso.
—Mezclé la harina con la manteca y los huevos, agregué almendras y
pasas, vino dulce y crema, y una esencia muy especial... —explicó ella.
Mientras Circe ofrecía los pasteles a sus invitados, otras jóvenes
y bellas mujeres les servían vino, los abanicaban y bailaban
encantadoras danzas.
Solo uno de los griegos se negó a comer y a beber. Euriloquio era
famoso por su naturaleza desconfiada: algo en los ojos dorados de esa
mujer le hacía pensar que podía tratarse de una bruja. Con disimulo
salió del palacio para vigilar todo desde afuera.
Escondido entre los animales que permanecían en el pórtico*,
Euriloquio fue testigo de un hecho extraordinario. Repentinamente, a
uno de sus compañeros comenzó a crecerle la nariz. Luego esta se le
respingó y sus agujeros se volvieron enormes. Su bigote, su barba y todo
su cabello desaparecieron. Se achicaron sus ojos, engordó su cuello, sus
piernas se acortaron, le crecieron pezuñas y un rabo corto y pequeño.
Cayó en cuatro patas y comenzó a gruñir y a revolcarse entre la comida.
De la misma manera, uno a uno, todos los compañeros de
Euriloquio se transformaron en cerdos. Revolcándose en la
comida, gruñían completamente olvidados de su pasado de héroes.
Inmediatamente, las mujeres comenzaron a ahuyentarlos fuera del
palacio. Desolado*, Euriloquio los vio pasar rumbo al lodazal que
se había formado junto a un estanque, cerca de la entrada. Decidió
entonces avisarle a Ulises lo sucedido y corrió hacia la costa.
Pero, en el camino, Euriloquio encontró al héroe griego, que
avanzaba ya hacia el bosque.
—¿A qué se debe la tardanza? ¿Dónde están tus compañeros? —le
preguntó Ulises preocupado.
—En el chiquero —respondió Euriloquio.
—¡Qué bien! ¡Comeremos cerdo en nuestro almuerzo! —dijo
Ulises esperanzado.
—No. A menos que quieras almorzar a tus propios hombres...
Y Euriloquio le contó la extraña metamorfosis* que había presenciado.
—Circe es una mujer muy peligrosa. El buen trato y la buena
atención solo ocultan a una verdadera bruja: convierte a los hombres
en cerdos, leones, lobos...
Ulises decidió intervenir él mismo en el rescate. Fue solo. Pero
los dioses no lo abandonaron. Hermes*, el mensajero, se presentó
para prestarle ayuda.
—Esto te protegerá de esa mujer hechicera —le dijo. Y le entregó
una pequeña rama oscura en la que habían florecido siete pequeñas
flores blancas—. Es el mejor antídoto* contra las mezclas mágicas que
Circe prepara en sus hornos y calderos.
—Gracias, Hermes, no me separaré de ella —alcanzó a responderle
Ulises mientras los pies alados del mensajero lo devolvían al cielo.
Ulises llegó al palacio con la rama oculta entre la ropa. Vio a
los cerdos, los tigres, los leones, los lobos... Caminando entre los
animales, avanzó hacia una encantadora mujer que lo recibía con
los brazos abiertos.
Como sus hombres, entró en el palacio y aceptó las atenciones
de Circe. Cada tanto, Ulises probaba algún bocado de los manjares
que le ofrecían. Pero su cuerpo no parecía experimentar ningún
cambio. Seguía siendo el mismo hombre robusto y moreno que tan
bien conocían sus compañeros, el astuto, el de los buenos consejos,
el que había ideado la trampa del caballo de Troya. La rama, sin
duda, surtía efecto.
Circe comenzó a inquietarse: no entendía por qué el encantamiento
parecía no dar resultado. Hasta que Ulises se puso de pie, desenvainó
su espada con gesto desafiante, miró a Circe en la profundidad de sus
ojos amarillos y exigió:
—Quiero a mis hombres. Devuélveles su forma humana.
La maga bajó la cabeza y aceptó su derrota. La piara* entró en
el salón. Circe movió su mano en el aire y uno por uno los cerdos
volvieron a ponerse en dos pies, perdieron sus rabos y recuperaron la
forma original de sus cuerpos. Los hombres estaban desorientados:
no sabían dónde estaban, ni quiénes eran. Pacientemente, Ulises los
nombró, uno por uno, y les contó lo sucedido.
—Ahora devuélveles su forma humana a los lobos, los tigres, los
leones —volvió a exigir Ulises.
—¡Sería tonto! —exclamó Circe—. Mis animales son felices aquí.
Y si recuperaran su forma humana no recordarían quiénes son, ni
quiénes fueron. No habría nadie para ayudarlos.
Ulises aceptó sus razones, como también aceptó su hospitalidad.
Él y sus hombres pasaron una larga temporada de descanso en el
palacio. Esta vez, Circe cocinó sabrosos guisos y delicados pasteles sin
ningún ingrediente mágico.
Y tan cómodos y satisfechos se sintieron que su descanso se
prolongó por un año. Hasta que el deseo de volver a casa, que
todos los viajeros sienten en algún momento, fue más fuerte y
emprendieron el regreso.
Adaptación de “Circe, la hechicera”, de Graciela Montes,
cuento basado en el relato de Homero, Odisea.
GLOSARIO (SIGNIFICADO DE PALABRAS DEL TEXTO)
Guerra de Troya:
legendaria guerra en la que
se enfrentaron griegos y
troyanos.
Ulises: héroe griego,
protagonista de Odisea,
de Homero.
Ítaca: isla del mar Jónico,
patria de Ulises.
Egeo: mar entre Grecia y
Asia Menor.
Desenvainar: sacar algo de
la vaina o estuche.
Felino: animal que
pertenece a la familia del
gato, como el león y el lince.
Hospitalario: que recibe
amablemente.
Pórtico: espacio cubierto
y con columnas, situado
delante de un palacio o
templo.
Desolado: afligido,
apenado.
Metamorfosis:
transformación de una cosa
en otra.
Hermes: dios griego,
mensajero de los dioses y
protector de los viajeros.
Antídoto: contraveneno
de una sustancia tóxica
determinada.
Piara: manada de cerdos.
PARA PENSAR Y RESOLVER...
1. ¿En qué época transcurre la historia de “La maga
Circe”?
2. Nombra a los personajes que aparecen y descríbelos con una palabra.
3.¿En qué lugar se encuentran los personajes?
4. Completen la secuencia narrativa del
conflicto
del mito. Es decir, escribe los hechos que faltarían en el conflicto ya escrito.
Los hombres de Ulises desembarcan en una isla y se
encuentran con unos leones.
Llegan hasta un palacio acompañados por los
leones.
Allí Circe los invita a comer.
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4. Para responder a las preguntas, marquen la opción
que les parezca correcta.
¿Por qué la actitud de los leones sorprende a los
hombres de Ulises?
Porque los leones se muestran perezosos.
Porque los leones los siguen.
Porque los leones actúan muy tranquilos.
¿Por qué Euriloquio se niega a comer y a beber lo
que les ofrecen?
Porque desconfía de Circe.
Porque Circe tiene ojos dorados.
Porque él debe vigilar desde afuera.
¿Por qué Circe no les devuelve la forma humana a
los otros animales?
Porque los animales son muy feroces.
Porque no recordarían quiénes son.
Porque no sabe cómo hacerlo.
5. ¿Cómo logra Ulises derrotar a Circe? ¿De quién recibe
ayuda?
6. ¿Por qué permanece un año en la isla con sus
compañeros?
CUALQUIER DUDA, ESTOY A DISPOSICIÓN... ¡CARIÑOS!
SEÑO SANDRA